Eres el raro. El que tiene gustos que resultan, como poco, llamativos, si no es que, en realidad, lo que pretendes es aparentar ser especial o diferente. Pero lo cierto es que, desde el momento de su publicación, dijiste que este disco te gustaba, incluso que te parecía muy bueno. Otros lo rechazaban porqué Accept era su banda favorita. Tú lo defendiste y reconociste en el sonido y en las notas, las melodías y los rasgos identificativos de su música. Eres el raro por decir que hay momentos de “Eat The Heat” que disfrutas tanto o más que sus venerados discos anteriores.
El giro hacia la melodía fue vapuleado en este álbum, pero en verdad nunca lo consideraste un trabajo tan diferente. No estaba Udo, pero eran Accept. Más claramente de lo que muchos admiten, más plenamente de lo que aparenta en una escucha superficial. Por qué nos gustan las etiquetas, a éste le tocó sufrir el hiriente pinchazo de la chincheta con el membrete de “peor disco del grupo”. Esos no eran los Accept que querían sus seguidores. Sin embargo, para ti, lo eran, y mucho. Era un disco completo de canciones de la banda en su estilo… y sin Udo.
Venga, reconócelo, eres raro. Has sido capaz de aislar “Eat The Heat” del resto de la discografía anterior y lo disfrutas así. O algo más extraño: han conseguido darle sentido dentro de su carrera y adoptarlo como uno más, hilvanándolo complacientemente con los anteriores, creando una cohesión más que razonable y natural.
Se dice que Accept suavizaron su sonido para entrar en el mercado norteamericano con este álbum. Y eso es evidente, tienes que admitirlo. Y, sin embargo, no por eso, es peor disco. Pero ya, aquí… sí, falta el pequeñín… O sea, que toda la culpa la tiene su sustituto: David Reece. Buena manía le tuviste durante un largo tiempo, cuando leíste en una revista de la época cómo se la había jugado a sus compañeros. Cayo enfermo y ellos se encargaron de todos los gastos del hospital hasta que se recuperase, y cuando lo hizo los dejó tirados. Ya no sabes si eso fue así o no; pero te costó perdonarlo.
Te encantaría poder convencer a todos de que este disco merece mucho la pena, que es más que un buen trabajo, al menos tanto como el anterior; aunque no esté… Udo. Tiene composiciones de nivel, estribillos inolvidables, canciones que, ahora mismo, podrían ser rescatadas como piezas de categoría, como esta “Stand 4 What U R”. Pero ¿qué interés tienes tú? Además de raro eres ingenuo. ¿Pretendes reparar una injusticia? ¿Tanto te interesa lo que piensen otros de un álbum de música? ¿Crees que importa? Ya, a ti sí. Piensas que con este disco hay otros que pueden encontrar el mismo placer que tú, y reconocer el trabajo de esos músicos que admiras. Eso estaría bien, sí. Y si no, para ti sigue sonando tan fresco y excitante como el primer día, tan hermoso como cuando se publicó, potente y, por qué no decirlo, melódico y reivindicable.
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